El trabajo de
taller permite aplicar ciertas
reglas, reunirse en un lugar, a una hora determinada, usar cierto tipo de
materiales, luego recoger todo y asear el lugar, el compromiso para la compra
de los materiales, cosas que propician nuevos encuentros, charlas y discusiones. Estas acciones que
resultan favorables en el aprendisaje de la pintura, favorecen
la cooperación y la participación.
Cabe destacar
que la no implementación de una sola
técnica pictórica, la búsqueda de
imágenes nuevas, facilita la creación
y a modo de juego, buscar,
explorar, hacer y equivocarse ayuda a fortalecer la autoestima.
El hacer
juntos nos da la posibilidad de
compartir, de elegir y apostar a nuevas alternativas de superación; es proponerse y atreverse.
Una vez elegidos y realizados los trabajos, ver las resonancias en cada participante y
compartirlas, es un momento muy
enriquecedor para todos; poner en
palabras lo que sentimos ante la obra de los demás, como el aceptar las críticas sobre las nuestras,
aceptar, tener en cuenta otras miradas. Esta práctica tiene un efecto superador y transformador.
Por todo lo vivido en este espacio que fue nuestro; les voy a regalar un poema a mi "Grupo 60/90" como a partir de hoy las voy a llamar, ya que pese a estas edades son personas llenas de vitalidad y con ganas de seguir peleándole a la vida a pesar de todo.
Sí!!!! es verdad, nos duele el cuerpo y pesan los años pero seguimos!!!!, porque juntas podemos, porque nos apoyamos y porque así la vida es más fácil, fácil para nosotras primero y para nuestras familias después.